La linaza ayuda a bajar de peso y controlar el colesterol, entre otros muchos beneficios
La linaza (semilla oleaginosa) es empleada en la actualidad para perder peso, pero tiene muchas propiedades benéficas adicionales, ya que por su rico contenido de ácidos grasos (Omega 3, Omega 6) fitoquímicos y vitamina E, disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y ayuda al control de colesterol y triglicéridos en la sangre.
Además posee un potencial anticanceroso y antioxidante, que incluso tiene acciones benéficas en enfermos de lupus eritematoso sistémico (transtorno autoinmune inflamatorio), y ayuda a las mujeres que atraviesan por la menopausia.
Consumida antes de cada alimento, su alto contenido en fibra –cinco veces más que la avena, y otras frutas y verduras– ayuda a las personas que padecen de estreñimiento y como se expande en el estómago da sensación de plenitud y de no tener hambre, lo cual favorece su utilización para combatir la obesidad y el sobrepeso.
En cien gramos de linaza vamos a obtener 41 gramos de grasas (omega 3 y omega 6 que no produce de forma natural el organismo), proteínas de buena calidad, similar a la que contiene la soya, 28 gramos de fibra de tipo soluble e insoluble y tan solo un gramo de hidratos de carbono (azucares) Se recomienda consumir la linaza en dos cucharadas 20 o 30 minutos antes del desayuno, comida y cena.
No obstante sus múltiples beneficios, la linaza no tiene ningún poder sobrenatural que ayude a bajar de peso mientras no se modifiquen ciertas conductas que tienen las personas con sobrepeso; es decir, si toman la linaza pero siguen consumiendo cantidades abundantes de azúcares (refrescos, miel, etc.) y no hacen ejercicio diario, esta oleaginosa no puede actuar como una “varita mágica” mientras no se cambie el estilo de vida acostumbrado.
Una buena dieta debe integrar cereales integrales como el arroz, la avena, el maíz y el trigo, y poca cantidad de alimentos de origen animal (carne, huevo, leche, quesos), y seleccionar de éstos los que contienen menos cantidad de grasa, cuidar su forma de preparación, que no sean empanizados ni capeados si podemos evitarlos; y comerlos asados, en salsa, al horno, cocidos o con salsa de jitomate, tomate o con picante es mejor; y también cuidar en no abusar de los azucares simples o refinados.
También corrige problemas de gastritis, acidez estomacal y, según artículos médicos, mejora la tensión nerviosa en aquellas personas que están sometidas a estrés. No obstante, el abuso de la linaza puede terminar en problemas gastrointestinales, desde diarrea, formación de gases e incluso algunas personas han referido vómito, cuando se excede su consumo.
Existen tres forma de consumirla: entera, molida y en aceite; se recomienda su ingesta en cualquiera de estas, y no así de los productos de panificación que incorporan la linaza, pero que a la vez contiene mantequilla o margarina, huevo, harinas refinadas y azúcar, por lo que el aporte calórico se vuelve muy elevado.
La linaza (semilla oleaginosa) es empleada en la actualidad para perder peso, pero tiene muchas propiedades benéficas adicionales, ya que por su rico contenido de ácidos grasos (Omega 3, Omega 6) fitoquímicos y vitamina E, disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y ayuda al control de colesterol y triglicéridos en la sangre.
Además posee un potencial anticanceroso y antioxidante, que incluso tiene acciones benéficas en enfermos de lupus eritematoso sistémico (transtorno autoinmune inflamatorio), y ayuda a las mujeres que atraviesan por la menopausia.
Consumida antes de cada alimento, su alto contenido en fibra –cinco veces más que la avena, y otras frutas y verduras– ayuda a las personas que padecen de estreñimiento y como se expande en el estómago da sensación de plenitud y de no tener hambre, lo cual favorece su utilización para combatir la obesidad y el sobrepeso.
En cien gramos de linaza vamos a obtener 41 gramos de grasas (omega 3 y omega 6 que no produce de forma natural el organismo), proteínas de buena calidad, similar a la que contiene la soya, 28 gramos de fibra de tipo soluble e insoluble y tan solo un gramo de hidratos de carbono (azucares) Se recomienda consumir la linaza en dos cucharadas 20 o 30 minutos antes del desayuno, comida y cena.
No obstante sus múltiples beneficios, la linaza no tiene ningún poder sobrenatural que ayude a bajar de peso mientras no se modifiquen ciertas conductas que tienen las personas con sobrepeso; es decir, si toman la linaza pero siguen consumiendo cantidades abundantes de azúcares (refrescos, miel, etc.) y no hacen ejercicio diario, esta oleaginosa no puede actuar como una “varita mágica” mientras no se cambie el estilo de vida acostumbrado.
Una buena dieta debe integrar cereales integrales como el arroz, la avena, el maíz y el trigo, y poca cantidad de alimentos de origen animal (carne, huevo, leche, quesos), y seleccionar de éstos los que contienen menos cantidad de grasa, cuidar su forma de preparación, que no sean empanizados ni capeados si podemos evitarlos; y comerlos asados, en salsa, al horno, cocidos o con salsa de jitomate, tomate o con picante es mejor; y también cuidar en no abusar de los azucares simples o refinados.
También corrige problemas de gastritis, acidez estomacal y, según artículos médicos, mejora la tensión nerviosa en aquellas personas que están sometidas a estrés. No obstante, el abuso de la linaza puede terminar en problemas gastrointestinales, desde diarrea, formación de gases e incluso algunas personas han referido vómito, cuando se excede su consumo.
Existen tres forma de consumirla: entera, molida y en aceite; se recomienda su ingesta en cualquiera de estas, y no así de los productos de panificación que incorporan la linaza, pero que a la vez contiene mantequilla o margarina, huevo, harinas refinadas y azúcar, por lo que el aporte calórico se vuelve muy elevado.